A lo largo de la Av. Franciso de Orellana vemos que se transforma la sede comercial con grandes edificios, concesionarias y hoteles hasta la sede de pequeños betuneros, periodiqueros, loteros, malabaristas, robots de semáforos y kioskos de comida con todas la características de la costa ecuatoriana.
Camino por el extremo derecho del Ministerio del Litoral (antes Banco del Progreso) donde se puede visualizar toda una variedad de kiokos que se convierten en restaurantes al paso. Uno de ellos llamó mi atención cuando la persona que atendía gritaba: "Bollos con amor". Me acerqué para ver si era cierto lo que decía y traté de comprobarlo con mi propio paladar.
Amiga, ¿Porqué bollos con amor? "Por que va a estar como una fiera cuando su novio la vea", dijo el señor que improvisadamente estaba comiendo al lado. La respuesta de Flor Caicedo fue otra: "Porque tiene ingredientes como aguacate y maní que la pueden poner como peor que una leona". Me animé a probarlos, no me arrepiento.
Quizás esa fue la receta por la que Doña Flor tiene 6 hijos. Génesis de 11 años, es su asistente por estas vacaciones. El mayor de todos juega fútbol con grandes aspiraciones profesionales.
¿Y cuántos vende al día?. -Unos 100. Me dijo con voz fuerte y alegre. Doña Flor no se arrepiente de haber dejado su trabajo de cocinera en un restaurante con un salario semanal de $40.00. Después comenzó a vender en la calle con su esposo, "hasta que el Presi, vino un martes y vió como nos llevaban los robaburros." En la actualidad no paga arriendo. Solo la ordenanza municipal, agua y el consumo de energía eléctrica.
La verdad no sé cuál es es resultado final de los "Bollos con amor", no tengo novio, esposo, amante, amigo con derecho para comprobarlo. Pero sí estoy segura de que si usted va a probarlos le encanta al verlo y no dejará de nada en el plato. Buen provecho.